Manejo de un gran quiste dentígero: a propósito de un caso

Quiste dentígero

Autores: C. CALEZA JIMÉNEZ [1], B. SOLANO MENDOZA [2], A. MENDOZA MENDOZA [3]

[1] Odontopediatría [2] Ortodoncia y Ortopedia  [3] Odontopediatría. Universidad de Sevilla. Sevilla

En este caso clínico, llevado a cabo por los Doctores Caleza Jiménez, Solano Mendoza y Mendoza Mendoza, veremos el manejo de un gran quiste dentígero asociado a los gérmenes de los premolares mandibulares izquierdos. 

Los quistes extensos son difíciles de manejar; el enfoque terapéutico incluyó la enucleación del quiste y la extracción del germen del segundo premolar. Fue necesario tratamiento ortodóncico para permitir la erupción del primer premolar y alinear la dentición. Después de 6 años de seguimiento, los dientes implicados en el quiste tenían condiciones fisiológicas normales, ausencia de anomalías dentales y posición correcta en la cavidad oral. 

Introducción

Un quiste dentígero es una cavidad circunscrita, tapizada en su interior por epitelio escamoso estratificado que rodea la corona de un diente no erupcionado en la unión del cemento (1).

Usualmente no hay dolor asociado. Las radiografías muestran una lesión unilocular, radiolúcida con márgenes escleróticos bien definidos y asociada con la corona de un diente no erupcionado (1). En caso de infección, podría llegar a ser sintomático y presentar márgenes mal definidos. La imagen radiográfica por sí sola es insuficiente para el diagnóstico y es necesario un examen microscópico. La histopatología revela un epitelio estratificado escamoso no queratinizado que delimita el lumenquístico (2).

Los métodos empleados para la eliminación incluyen la descompresión, la marsupialización y la enucleación (1). Sin embargo, los criterios para la selección de estas modalidades de tratamiento (indicaciones y contraindicaciones) no están claramente definidos (3).

En este artículo se presenta un caso de un quiste dentígero extenso asociado a los gérmenes de dos premolares mandibulares.

Caso clínico

Un paciente varón de 6 años de edad fue llevado a una clínica dental privada para una revisión. Durante la entrevista clínica, la madre informó que fue tratado en otra clínica previamente. No presentaba sintomatología. Radiográficamente, se observó una lesión radiotransparente con márgenes bien definidos y una medición de 20 mm de diámetro, extendiéndose desde el canino mandibular izquierdo primario a la raíz mesial del primer molar mandibular izquierdo permanente. Los gérmenes de los dos premolares estaban desplazados (Fig. 1). La hipótesis diagnóstica fue confirmada con el examen histopatológico (Fig. 2).

La opción de tratamiento fue la enucleación del quiste junto con la extracción de los dos molares primarios y el germen del segundo premolar, que estaba totalmente incluido en el quiste y muy desplazado (Fig. 3).

El control radiográfico confirmó el éxito del tratamiento con la regresión de la lesión (Fig. 4). El paciente fue revisado cada 6 meses. Se observó la cicatrización ósea completa, desarrollo adecuado de la raíz del primer molar permanente y del primer premolar, así como la redirección de este germen. Después de 4 años, se planificó tratamiento ortodóncico. Durante este tratamiento se extrajo el premolar contralateral para que hubiese extracciones simétricas de premolares (Fig. 5). A los de 24 meses, el primer premolar inferior derecho y el primer molar inferior derecho presentaban condiciones fisiológicas normales, ausencia de anomalías dentales, y posición correcta en la cavidad oral (Fig. 6).

Discusión

El éxito del caso a los 6 años de seguimiento muestra que, con una selección adecuada del tratamiento y una buena técnica quirúrgica y ortodóncica, la resolución de un quiste dentígero extenso tuvo excelentes resultados.

Generalmente se detectan mediante un examen radiográfico rutinario (2). Es importante en las revisiones realizar radiografías de todos los dientes que no han erupcionado y si es necesario complementarlo con ortopantomografía (1). De acuerdo con esto, el quiste del caso presente fue descubierto en el examen radiográfico y no presentaba ninguna sintomatología. Se han propuesto tres teorías para explicar la etiología.La primera sugiere que la acumulación de fluido resulta de la presión ejercida por el diente en erupción (2,4). La segunda plantea que, a lo largo de la trayectoria de erupción, el diente permanente inmaduro encuentra un quiste radicular procedente de su predecesor primario. Según la tercera, el quiste dentígero estaría causado por inflamación periapical debida a una infección procedente del diente predecesor primario (1). De acuerdo con esta teoría, se observó un quiste dentígero causado por necrosis pulpar del segundo molar temporal, que, a pesar de ser tratado, había causado una grave inflamación. La infección pulpar en dientes temporales debe ser tratada cuando se detecta, evitando alteraciones del germen permanente.

En el caso presentado, el diagnóstico se hizo radiográficamente y se confirmó mediante examen histopatológico. Otros quistes odontogénicos, como el quiste radicular y queratoquiste odontogénico, así como tumores odontogénicos, como ameloblastoma, tumor Pindborg y fibroma odontogénico, pueden presentar características radiográficas similares a las del quiste dentígero (5,6). Por lo tanto, el análisis histopatológico es necesario en la mayoría de los casos.

De acuerdo con Motamedi y Talesh (3), la elección del tratamiento debe basarse en el tamaño y localización del quiste, edad y dentición afectada, y la relación con estructuras circundantes. Estudios previos han realizado marsupialización y han indicado esta técnica en pacientes jóvenes. Este procedimiento conservador reduce el tamaño de la cavidad quística y permite la erupción del diente impactado/no erupcionado (1,7,8). Sin embargo, a menudo es necesaria la cirugía porque bloquean la erupción, desplazan dientes, destruyen hueso, invaden estructuras y en ocasiones conducen a la fractura patológica (8). Este procedimiento quirúrgico consiste en enucleación del quiste y extracción del diente incluido (9,10).

Conclusiones

El tratamiento del caso consistió en enucleación del quiste y extracción del germen del segundo premolar, el cual estaba muy desplazado y totalmente integrado en el quiste, mientras que el germen del primer premolar se salvó, realizándose tratamiento ortodóncico para su erupción y alinear la dentición. El resultado exitoso observado a los 6 años de seguimiento demuestra que, con la elección del tratamiento apropiado, una técnica quirúrgica buena y un adecuado manejo ortodóncico, un caso de un gran quiste dentígero tuvo excelentes resultados.

 

Biografía

1. Martinez-Perez D, Varela-Morales M. Conservative treatment of dentigerous cysts in children: a report of 4 cases. J Oral Maxillofac Surg 2001;59:331-4.

2. Ertas U, Yavuz S. Interesting eruption of 4 teeth associated with a large dentigerous cyst in mandible by only marsupialization. J Oral Maxillofac Surg 2003;61:728-30.

3. Motamedi MH, Talesh KT. Management of extensive dentigerous cysts. Br Dent J 2005;26:203-6.

4. Harris M, Toller P. The pathogenesis of dental cysts. Br Med Bull 1975;31:159.

5. Gulbranson SH, Wolfrey JD, Raines JM, McNally BP. Squamous cell carcinoma arising in a dentigerous cyst in a 16-month old girl. Otolaryngol Head Neck Surg 2002;127:463-4.

6. Desai RS, Vanaki SS, Puranik RS, Tegginamani AS. Dentigerouscyst associated with permanent central incisor: a rare entity. J Indian Soc Pedod Prev Dent 2005;23:49-50.

7. Aguiló L, Gandía JL. Dentigerous cyst of mandibular second premolar in a five-year-old girl, related to a non vital primary molar removed one year earlier: A case report. J Clin Pediatr Dent 1998;22:155.

8. Gondim JO, Neto JJ, Nogueira RL, Giro EM. Conservative management of a dentigerous cyst secondary to primary tooth trauma. Dent Traumatol 2008;24:676-9.

9. Motamedi MH. Periapical ameloblastoma: a case report. Br Dent J 2002;193:443-7.

10. Takagi S, Koyama S. Guided eruption of an impacted second premolar associated with a dentigerous cyst in the maxillary sinus of a 6 year-old child. J Oral Maxillofac Surg 1998;56:237.

Fuente Original

C. Caleza Jiménez, B. Solano Mendoza, A. Mendoza Mendoza. Odontología Pediátrica. Vol. 24, N.º 2, pp. 160-165, 2016